¿Te conduce o te arrastra?
Será que es verdad que existe el destino, yo me resistía a creerlo. Pero como dicen de las bujas, no existen, pero de que las hay las hay.
Pero concediendo que existe, todavía hay algo más aterrador. Parece que hay quienes, con poderes desconocidos para mi, son capaces de conocerlo, categorizarlo, tipificarlo y adaptarlo a miles de usos prácticos o de placer.
Ya era bastante reconocer, a punta de golpes de realidad, lo que dijo el antiguo sabio "ducunt volentem fata, nolentem trahunt" y -vamos- si bien he sido arrastrado he de argüir en mi defensa que fue por pura ignorancia… de hoy en adelante, a surfear las olas de mi vida y extraer lo mejor que mi destino me guarde. Volvamos a lo que decía, bastante es aceptar el destino para encima aceptar que hay seres preclaros que pueden leerlo. Pero de que los hay los hay, están horóscopos de orígenes diversos, oráculos, runas, adivinadores y gitanos (que tienen más pasión que los otros, si no me creen lean la serie de Don José en este mismo espacio).
Con lo anterior estaba ya por ir a ver al psiquiatra y eso que aún faltaba el descubrimiento supremo: resulta que a veces seres de a píe, como su servilleta y otros varios millones en este mundo que habitamos, vemos el destino, lo leemos y hacemos algo que marca ese momento y ¡NO LO ENTENDEMOS!
Será por que esa visón no era para nosotros, o incluso (tema más fatalista) somos herramienta del destino de otros. ¡Hay nanita!
Y heme percatado que uno de esos momentos de roce con el infinito cause del universo es nada menos que el momento en que nos ponen nombre. ¿Porqué nos llamamos como nos llamamos? ¿Acaso nos llamamos así para alguien? ¿Algún otro alguien pudo a habernos asignado un destino por haber asignado una especie de alma a un nombre?
Dejémoslo ahí…
¿Sabes el espíritu que venía con tu nombre?
¿Conoces tu destino?...
1 comentario
Maberucita -